jueves, 22 de noviembre de 2007

El mejor pub de Dublín


Los días van pasando uno tras otro en esta islita y ya en nada hacemos los dos meses en Dublín. Los recuerdos de Madrid flotan entre flashbacks difuminados de escenas veraniegas y contrastan mucho con este noviembre noreuropeo que nos rodea. Aquí los días ya se han vuelto cruelmente cortos y amanece y anochece en el trabajo. Hacemas nuestras vidas entre distintos grados de penumbra, pero las noticias del exterior no nos muestran mucha diferencia más allá de nuestras costas. Noviembre es noviembre, por lo menos en esta mitad del globo. Toda Europa hace su vida bajo abrigos gruesos, cielos grises y paraguas mojados.

Nosotros parece que nos vamos encauzando. La vida del currante ya empieza a ser una rutina y los días se empiezan a parecer mucho unos a otros. Volvemos a despertarnos por las mañanas soñando con la llegada del viernes y a pasar buenos ratos en las horas verpertinas que la vida laboral nos otorga en tiempo y dinero. El hostel se ha vuelto el centro de reunión, pues nos pilla bien a todos y aunque cuando llegamos todos queríamos salir de él cuanto antes la verdad es que en el fondo era una buena vida. Todos los que tenemos casa sentimos una cierta nostalgia hacia él, y al fin y al cabo todos vivimos ahí lo suficiente como para verlo como un viejo hogar. Siempre hay algún recién llegado al que al vida sin comerlo ni beberlo le ha llevado a Dublín sin saber muy bien por qué; mil historias que compartir ocurridas dentro y fuera de Irlanda y muchas risas que hacen las tardes agradables. También el super de al lado en el que se pueden improvisar unas tapas y unas cañas ayuda a amenizar la velada. Al cabo de unas horas ya cada uno empieza a retirarse hacia su morada y en menos de que te des cuenta ya estás levantándote y vistiendote para afrontar un nuevo día.

!Quién iba a decir que el Jacobs Inn iba a ser uno de los mejores pubs de Dublín¡

martes, 13 de noviembre de 2007

Hogar, dulce hogar


Pues resulta que al final he conseguido casita. Es un final de hace 2 ó 3 semanas, pero las ocupaciones no dejan a uno postear a gusto. Vivo al lado de la playita, de una de las estaciones principales de tren, de un parque gigante y precioso y al lado de un barrio con viviendas de protección oficial con todo tipo de junkies, borrachos y knackers. Yo lo llamo mi pequeño Bronx dublinés. Cada tarde volviendo del trabajo me cruzo con lo mejorcito de Irlanda, es una prueba de supervivencia ;-)

Mi casita como veréis recuerda a ciertos cánticos de Monthy Python, así que vivo como en un parque temático. Tengo al lado un supermercado de la marca más snob de la ciudad con cajeras monísimas y uniformadas, reponedores que dejan las estanterías repletas según pillas la más mínima cosa y unos precios peores que el atraco más traumático por parte de alguno de mis vecinos, realizado con total impunidad. En fin, viene muy bien porque abre hasta tarde, así que para artículos puntuales de primera necesidad es genial. Además, si te lo recorres bien siempre hay algo de oferta que merece la pena para salir del paso.

Como una imagen vale más que mil palabras aquí os dejo una novela de más de tres millares de vocablos. "Mi barrio, mi parque y mi calle; por Casio Pentax lenses", se podría titular:












El alquiler me sale bastante barato, está bien comunicada y situada; y no me cuesta nada al bajarme del tren pasarme por un super de buena ética y afín a las penurias del proletariado inmigrante en el que añadir unas cosillas a mi mochila caminito de casita. Poco a poco he conseguido una despensa acojedora con alimentos básicos y alguna golosina. Después de vivir un mes en un hostal he aprendido a valorar a fondo el lujo de tener 4 paredes solo para mí, así que estoy encantadísimo en mi pequeño Bronx.

Mi cuarto como veréis es pequeñito pero muy práctico. Me cabe una cama, un escritorio, un armario y un espíritu creativo sin agobios; así que el dinero y el tiempo de limpieza que me ahorro al vivir en este cubil los puedo invertir en otros menesteres más interesantes. La cocina y el salón están bastante bien y es donde hacemos la mayor parte de la vida social doméstica, así que no tengo problemas. Vivo con una española, una húngara, un holandés y un italiano; así que de vez en cuando podemos juntarnos a arreglar el mundo junto a unas tazas de té.

Esta casita y mis ingresos son mi velero y mi buenaventura mientras exploro esta Irlanda incógnita, así que ya solo queda ir viviendo y escribiendo en este cuaderno de bitácora.

Pa habernos matao!

Esta y muchas locuras similares me encontre en la carretera.

Falta la foto pero despues de cosas como esta estaba la tipica campaña:
XX muertos en estas carreteras este año...
Si ejque se lo buscan !

Mucho tiempo sin postear, y es que esto es como todo, muchas buenas intenciones al principio y luego...

PD: Ya publicare los paisajes que vi en el viaje Limerick, que ahora no tengo tiempo (No, no estoy currando aun! >:/ )

sábado, 10 de noviembre de 2007

Sunday, Bloody Sunday

Un historiador una vez dijo: "No somos más que enanos caminando sobre las huellas de gigantes" ¡Y qué razón tenía el tío! Lo que nos diferencia del hombre paleolítico en esencia no es más que lo que hemos aprendido en los últimos miles de años, pasado de generación en generación, cada una añadiendo su granito de arena para bien o para mal. La magia de todo ello fluye por nuestras palabras, nuestras costumbres, nuestras calles... por todas partes menos en nuestros libros de historia. Nuestros pupilos luego crecen observando su legado en estas páginas y se acaba montando la que se acaba montando. En España ya estamos más que acostumbrados a ver este hecho, pero por supuesto no es el único sitio donde más se ve ni donde más fuerte se da.

En esta isla están todos encantados de su República de Irlanda. Sobre todo les encanta el hecho de ser una república; es su gran estandarte. El IRA que ayudó a separarles de los británicos es el "Irish Republican Army" al fin y al cabo. Sin embargo, de todo lo que política y administrativamente representa la palabra "república" lo que más simbolismo tiene para ellos es el hecho de no estar bajo la soberanía de ninguna reina de alguna isla cercana, sino gobernados por sí mismos. Han elegido ser republicanos porque los británicos son monárquicos, es su manera de ser diferentes, una reacción más que una decisión.

Se podría hablar mucho del asunto y tampoco estoy yo como guiri con mes y medio de experiencia como irlandés como para ponerme a analizar su historia. Sin embargo, lo que sí que puedo hacer es alquilarme un coche en Dublín y pillar la autopista que va a Belfast conduciendo por la izquierda a ver que se cuece por esa parte de Irlanda totalmente traumatizada por el divorcio de sus padres.

Lo de conducir por el lado izquierdo es extraño, pero te acostumbras en poco rato. Los pedales están en el mismo orden que los del continente y la palanca de cambios también. La diferencia es que se cambia con la mano izquierda acompañada de un puñetazo instintivo a la puerta con tu mano derecha. Gajes del oficio. Mientras vayas con más coches por la carretera se va bien, pero en cuento te quedas solo ya no sabes que desvío tomar ni por qué carril hay que meterse. Es una experiencia entretenida, aunque también algo estresante. Creo que nunca me habían pitado tanto en un fin de semana, aunque no sé cuanto puede influir el ir por allí con una matrícula republicana.

Y una vez llegas a Belfast... ¿qué diferencias se notan? Nosotros nos plantamos allí un viernes por la noche de esos en los que Dublín está lleno de vidilla por todos lados y nos encontramos una ciudad fantasma. No había ni un alma por las calles. Todo estaba cuidadísimo, limpio, organizado... con algunos coches y autobuses, y con toda la acera para nosotros. Tuvimos que rebuscar por el centro para poder al menos encontrar a alguien a quien preguntar donde podíamos ir a tomar algo un viernes a las 11 de la noche. Al final lo encontramos, nos tomamos un par de pintas entre un bar casi vacío y una discoteca que cerró a la una y para casa que a la mañana siguiente había que visitar Belfast oeste y la Calzada de los Gigantes.




En Belfast West no hay muro con tanques y soldados británicos, aunque hay rumores de que si los buscas bien los encuentras. Se supone que lo rodea, y si entramos y salimos sin verlo es sospechoso eso de que siga ahí. Los murales católicos de Belfast hablan de Palestina, Cataluña, Euskadi, la política de Bush, la guerra civil española y publicidad sobre taxis. Parece que el capitalismo y la política exterior es lo que se lleva por ahí ahora. Lo que sí se puede mencionar es que encontramos un jardín/monumento dedicado a los martires irlandeses con alguna palabra subida de todo hacia los británicos, donde un tanque de la policía (fanáticos pro-británicos) nos pitó por pararnos a verlo y donde el jardinero nos abrió la puerta encantado de que fuésemos españoles y después algo decepcionado de que no fueramos vascos.





La Calzada de los Gigantes fue una pausa no política en el viaje. Una curiosidad geológica interesante digna de visitar, aunque no dejan de ser unas cuantas piedras en la costa que a ciertas personas pueden resbalarles bastante. Se formaron hace 60 millones de años debido al basalto que bla, bla, bla... Lo que mola es la versión "b" del asunto. Un gigante irlandés la construyó para ir a Escocia a partirle la cara a un gigante escocés (¿igual por ser británico?), pero cuendo llegó y se lo encontró vió que era mucho más grande que él y echó patas de vuelta a Irlanda. El problema fue que el gigante escocés venía detrás, así que tuvo que improvisar un plan rápido: se vistió de bebé y se metió en una cuna haciéndose el dormido. Cuando llegó el escocés sin aliento se encontró a la mujer del gigante irlandés y le pregunto por él, a lo que la mujer le respondió que había salido un momento y que volvería muy pronto, pero que por favor si le esperaba no hiciera mucho ruido que tenía al bebé durmiendo. Cuando el gigante escocés vió el tamaño del bebé se hizo una idea del tamaño que debía tener el padre y se achantó, por lo que se volvió a Escocia y por el caminó destruyó la calzada para que el gigante irlandés no pudiera seguirle. Por eso solo queda esa pequeña parte. Merece la pena verlo.




Por último antes de volvernos paramos en Derry (nombre católico) o Londonderry (nombre protestante). Aquí sí que ya las cosas se pusieron tensas. Barrios divididos, aceras y farolas pintadas según la zona, murales más agresivos y esa clase de cosas. Nos hospedamos en un hostel muy barato que lo llevaba una neozelandesa muy hippie que pasaba de todo. Había unos asturianos que nos encontramos en el hostel de Dublín, en Belfast, en la Calzada y luego en Derry. Resulta que uno de ellos tocaba la gaita asturiana y un irlandés le oyó, por lo que le pidió que tocara en un pub del centro. Fuimos todos para allá a pasar la noche, pub católico con banderas de todo tipo incluyendo la Ikurriña y la republicana nacionalista catalana. Fue una noche divertida tomando pintas con conciertillos. Al día siguiente visitamos la zona católica donde ocurrió el Bloody Sunday; después el centro histórico y por último la zona protestante. La ciudad en sí es bonita y agradable, pero el ambiente de tensión que se cierne por encima te puede carcomer. El odio flota por las calles como la bruma de invierno y se mete en la gente hasta los huesos. Es curioso cuando hablas con ellos y ves que se toman tan en serio algo a lo que nosotros como extranjeros no le vemos ningún sentido. Mientras el mundo busca la convivencia entre "cristianos" y musulmanes aquí se matan entre dos ramas cristianas casi iguales. Supongo que todo tiene que ver con la integridad territorial. Ellos quieren toda su isla, nosotros toda nuestra península y los marroquíes su parte de Africa. Sin embargo, hablando con gente local, ves que lo pasan mal porque es un país pequeño. En el resto de UK son ciudadanos de segunda, en su propia tierra solo son bien recibidos entre la mitad de ellos con los que no están en guerra; y por algún motivo no van a la república del sur. Tienen una idea extraña de que en el sur les han dado la espalda y que no les quieren. Todos somos egocéntricos y creemos que nuestros asuntos son importantísimos. La verdad es que en Dublín la gente va a su rollo, a divertirse, y no le importa a nadie ni la reina ni los ingleses ni nada mas allá de conseguir pasta para unas Guinness y una vida cómoda. Pobres norirlandeses, supongo que han tenido mala suerte. En fin, como el 80% del planeta al fin y al cabo.


De todo esto yo solo saco que nos toca sufrir las consecuencias de nuestra historia. Nuestros platos nacionales vienen de lo que se podía apañar rápido en tiempos de penuria, nuestras costumbres de lo que exigía el clima, nuestro legado de lo que respetaran las guerras; y ya no queda nadie que lo haya vivido para explicárnoslo. Aprendemos de lo que tenemos a mano, y como ni mires y viajes más allá vas a ver muy poco del pastel. Como Platón y su mito de las sombras. No me gustaría nacer, crecer y morir en el norte de Irlanda. De entre todos los sentimientos humanos alrededor de los cuales puedes basar tu existencia, el odio no tiene pinta de ser el correcto.